Magus el matamagos

John Wilkes Iskriot no era lo que nadie llamaría buena persona. Era un narcotraficante y, no contento con ello, era uno particularmente despiadado. Pero no era eso lo que le hacía especial. No, lo que le hacía especial eran sus ojos morados. Le señalaban como alguien con talento mágico. No contento con ello, el hombre – a falta de mejor palabra – era un Rechicero. Era el rango más alto posible para un practicante de las artes. Teniendo en cuenta que había aprendido en la Universidad, en Noctua, el centro más famoso del mundo para estudios mágicos…
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