La puerta de mi oficina se abrió inmediatamente.
Un hombre un tanto orondo, vestido de negro de arriba abajo y con un ataché de cuero firmemente cogido, pasó a mi despacho.
Seguir leyendo «Los Doppels, parte 3»
La puerta de mi oficina se abrió inmediatamente.
Un hombre un tanto orondo, vestido de negro de arriba abajo y con un ataché de cuero firmemente cogido, pasó a mi despacho.
Seguir leyendo «Los Doppels, parte 3»
Dejé a los periodistas desconcertados y sin rumbo, y empecé a andar hacia mi oficina. Esa era la mayor ventaja de estar en una relación, mi oficina era solo mi oficina. No un apartamento que tenía que compartir con una colonia de ratas sorprendentemente inteligentes cuando quería dormir, comer o hacer papeleo. Bueno, aparte de todo eso de tener “contacto humano” y cosas así.
Seguir leyendo «Los Doppels, parte 2»
El hostal, al igual que el resto de edificios, carecía casi completamente de ventanas. También, parecía carecer del cariño que un dueño normal le pone a su negocio.
Seguir leyendo «Caballero errante, parte 24/Final»