El caso de los libros, parte 4

La dirección de la chica estaba cerca de mi apartamento, de manera que la posibilidad de dar un paseo existía. Sin embargo, preferí coger el bus y leer el periódico del día. Después de lo de la baronesa de Doggerland, me interesaba saber qué decían de mí los periódicos. Así podía prepararme para posibles ataques o futuros problemas. Aunque, al final, todo da igual.
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El caso de los libros, parte 3

Este caso tenía una pinta interesante. El problema era que, antes de ponerme a investigar la desaparición de Liling (que, al menos en mi cabeza, apestaba a magia), tenía que investigar a la señorita Sophie Holtzmann.
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